Por José Ivars Ivars
Divulgador e Investigador Filatélico
Los buzones de correos han formado y
forman parte del mobiliario urbano de nuestras ciudades, aunque tienden a ir
desapareciendo y más pronto que tarde se convertirán en simples recuerdos,
simples elementos desaparecidos de la cotidiano, meros objetos que algún
coleccionista atesorará si dispone de espacio para ello.
Las primeras referencias escritas que
se conocen y que hablan de la instalación de los buzones (ó rejas) en las
Oficinas Principales de Correos, data de mediados del Siglo XVIII. Se crean con
el fin de que los usuarios del correo puedan echar las cartas en aquellos
novedosos depósitos de almacenaje de cartas (pliegos en aquella época), y con
ello evitar la desconfianza que la población tenía al respecto de extravíos en
los envíos al entregar las misivas en mano.
Fruto de aquella primera ordenanza
publicada en los Anales de Correos de 1762, es el buzón más antiguo de España
que se conserva, ubicado en la ciudad vallisoletana de Mayorga, y que data de
1793, según la inscripción grabada que aparece en el mismo.
Con la llegada de la reforma postal
que estableció el sello como pago previo en el envío de la correspondencia,
hecho acaecido en España en 1850, y numerosas mejoras en el servicio postal que
se establecieron, la mayoría de las ciudades en España vieron como se
incrementaba notablemente el número de correspondencia que se enviaba y
recibía.
La ciudad de Palma se encontraba
dentro de esas ciudades que vivieron a mitad del siglo XIX, un cambio social y
económico sustancial, lo que hizo necesario que el servicio postal mejorase a
la par. Y fue un clamor popular de palmesanos y palmesanas, el exigir que
además del buzón ubicado en la Oficina Principal de la ciudad, se instalasen
otros en estratégicas zonas de la ciudad.
En 1858 (1) la ciudadanía de Palma
entendió que puesto que “…esta ciudad
está unida a los pueblos de la isla por medio de un correo diario, creemos
llegado el caso de solicitar una mejora…”. Esta insistencia de la
ciudadanía de Palma de Mallorca en la necesidad de incorporar buzones en las
calles, la recogió su Administrador Jefe de Correos que por aquel entonces era D. Juan Bautista López, quien con fecha
de 29 de enero de 1859 (2) afirma haber realizado la pertinente
solicitud a la Dirección General de Correos para la instalación de 4
buzones subalternos, proponiendo se ubiquen en (sic):
1. La
plazuela inmediata al Borne, fronteriza con el edificio que ocupa la Tesorería de Hacienda.
2.
El centro de la Rambla frente a la
calle de las Huertas.
3.
En la Plaza de San Antonio.
4.
En la plazuela de Montesión.
En
realidad, estas ubicaciones no eran precisamente las que la población demandaba
tan insistentemente, pero todo quedó resulto cuando el día 9 de abril de 1859 (3), la ciudad de Palma de Mallorca veía
instalados sus primeros 4 buzones de correos (sin contar el que ya tenían desde
inmemorial en la Oficina Principal de Correos). Y la ubicación que Correos
designó para cada uno de ellos fue la siguiente (4):
1. En
el Borne de Santa Clara. Estanco del Nº 55.
2. En
la plazuela de la Paz. Estanco situado en el Nº 2.
3. En
la plazuela de Mercadal, Estanco en el Nº 5
4. Cerca
del Estanco de la Rambla (contigua al Huerto del Sol).
Lógicamente se establecieron unos
horarios de recogida que los usuarios debían aprenderse para que sus misivas
pudieran ser recogidas en la hora establecida para que pudieran circular tanto
entre islas como hacía la península. Este horario establecía que la
correspondencia se recogería siempre “…una
hora antes…” de las salidas de los vapores y del correo interior
establecido en toda la isla.
Los correos que tenía establecida la
isla para entonces era: Los lunes a las 8 de la mañana el vapor-correo hacía
Valencia, los miércoles a las 16 horas el vapor-correo hacía Barcelona, y todo
el correo interior cada día a las 14 horas salvo los jueves que se expedía a
las 19 horas.
Pero una vez ubicados estos primeros 4
buzones, la cosa parece no fue del agrado del personal. Desde la Oficina
Principal de Correos de la ciudad, se esperaba que estos fuesen como los que
por aquel entonces ya se estaban estableciendo en muchas ciudades, buzones que
según describe la prensa de la época (5), eran de metal y sujetos por esbeltas
columnas del mismo material, cuya decoración no afeaba allí donde se pusieran.
Por el contrario los que llegaron a Palma eran “…un cajón de madera, colgado de
la pared y pintado de almagre con unas letras en ocre…”. La prensa los
tildó de “Trastos de mal gusto”.
A pesar de que hablar de filatelia
puede que no tenga mucha relación con el tema de hoy, los primeros buzones
callejeros de la ciudad de Palma de Mallorca, conocer la historia de nuestro
Correo es siempre de ayuda para entender la evolución que este ha tenido hasta
llegar a nuestros días, y a su vez rescatamos del olvido estos objetos
cotidianos que algún día solo será posible encontrarlos en museos y hemerotecas
fotográficas.
Notas:
1.
Así
consta en El Correo de Mallorca del
viernes 3 de diciembre de 1858.
2. El
Correo de Mallorca de
28.01.1859 (pág. 1).
3. Noticia publicada en el diario “El Mallorquín” de fecha 08.04.1859, que no
los llama buzones, sino “cajas buzones”.
4. Al citar los estancos, se refiere que
Correos eligió ubicar estos buzones cerca de estos establecimientos que por
aquellos días eran quienes vendían los sellos de correos.
5.
El Correo de Mallorca de 11.04.1859.
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